En El Perseguidor, Julito ficciona los últimos días de Charlie Parker, saxofonista norteamericano. Narra en primera persona, desde la voz de un periodista y crítico de jazz, la decadencia física y psicológica de Johnny Carter (pseudónimo para el Parker real), con el cual dicho periodista tiene una estrecha relación. Las últimas grabaciones geniales, el abuso de las drogas y el alcohol, la pobreza, y fundamentalmente la búsqueda metafísica de Johny (cuya búsqueda existencial da nombre al cuento), se entreven desde la crónica de este periodista-amigo que venera tanto su talento como desprecia su dejadez y sus vicios. Cortázar se la pasa jugando con las ideas filosóficas(acerca principalmente del tiempo y de la fugacidad de la existencia) que subyacen a la música de Carter, a quien caracteriza como un Perseguidor, a través del arte de su música, de misterios metafísicos inefables.
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